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Anheron y la Dragonlance

Las Crónicas de la Dragonlance fueron los libros que despertaron en mí la pasión por la fantasía épica y los dragones y que consolidaron mi hábito de lectura “adulto”. Ellas fueron las culpables de mi gusto por Dungeons & Dragons, el Heroquest, BattleMaster, , Diablo, Heroes of Might & Magic, Golden Axe, El Señor de los Anillo, Warhammer, Juego de Tronos…





Todo comenzó una tarde de mediados de los años 90 (unos 15 años) en casa de mi abuelo, rebuscando en revistas viejas de El Circulo de Lectores. Encontré unos libros que me llamaron la atención y leí su sinopsis. No sé qué fue lo que me atrajo de ellos porque las portadas de esa edición eran horribles (con las increíbles portadas que han tenido después…) Pero hubo dos palabras que captaron toda mi atención Pax Tharkas y Solace. Ambos nombres salían en unos libros de AD&D que tenía y que me habían gustado especialmente “Prisionero de Pax Tharkas” y “Reto Crucial”, sobre todo este último.


En Reto Crucial eras Raistlin de Solace, un aprendiz de mago que tenía que pasar una prueba en una torre de hechicería y que ibas acompañado de tu hermano Caramon… Poca gente conoce este libro de Margaret Weis en el que se narra, en primera persona, la prueba de Rasitlin, siendo tú el que toma las decisiones y con ficha de personaje y tiradas de dados… Fue el germen de la Dragonlance.





Intenté pedir los libros pero ya no estaban disponibles en el Circulo de Lectores. A los pocos días los encontré en una librería El Bulevard Azul y tirando de ahorros me compré “El retorno de los dragones” y luego, sucesivamente, todas las Crónicas y Leyendas.


Fue mi libro favorito y, a día de hoy, lo sigue siendo. Recuerdo perfectamente que el mismo día que terminé “El umbral del poder” decidí comenzar a escribir mi propia historia. Partí de la Dragonlance, cogiendo personajes, nombres, mapa… para adaptarlos a mis gustos (fuera kenders lo primero… jeje) y continuar, a mi manera, aquella historia que me había fascinado para siempre.


Con el tiempo maduré yo y maduró la historia. Se convirtió en un libro y de libro pasó a saga. Se desprendió de la Dragonlance y obtuvo vida propia, personajes propios, mundo propio, historia propia… pero siempre teniendo como referencia sus orígenes.


Anheron siempre le deberá su esencia, su existencia incluso, a la Dragonlance.

La fantasía épica parece que quiere pasar de moda, pero hay toda una generación de nostálgicos que descubrieron la fantasía a través de ella y que siempre tendrán un rincón reservado en su corazoncito para ella…


¡Larga Vida a Anheron! ¡Larga Vida a la Dragonlance!



 

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